163 |pp 157-171 | Año XVII N° 30 |diciembre 2024 – abril 2025 |ISSN 1852-8171| Artículos
“Siempre me quedó pendiente cuando había estudiado administración el tema de la cultura... Eso de la
cultura me quedó dando vueltas” (Grupo de graduados/as de la Licenciatura en Antropología, 22/11/2019).
Por otra parte, en la Licenciatura de Administración Pública la motivación que reconocieron como guía para la
elección de la carrera ya no se vinculaba al disfrute y el compromiso político. Por el contrario, el sentido de estudiar
se vinculaba más a sus intereses laborales, su desempeño profesional presente y futuro. En estos relatos, el
aprendizaje de herramientas para el trabajo y la mejora de las condiciones de vida fueron los motivantes de la
elección de sus carreras. En estos relatos, se percibe una relación de los/as estudiantes con el saber que valora la
utilidad que puedan tener los conocimientos adquiridos su trabajo presente o futuro:
“Tal vez sean esos los motivos por los cuales la gente va dejando, porque perdés interés en estar cursando…a
mí me gusta y quería aprender y formarme para mi laburo, y me sirvió a partir de 3er año. Tal vez, en el
medio, menguan las ganas” (Grupo de estudiantes avanzados/as de la Licenciatura en Administración
Pública, 07/07/21).
En el caso de estos estudiantes, sostener los estudios y obtener el diploma resultó ser central para lograr el interés
de seguir cursando. La desvinculación entre el mundo académico y laboral parece poner en jaque las “ganas” de
seguir estudiando. De este modo, “la preocupación por la empleabilidad, los ingresos y la movilidad conlleva una
valorización de los conocimientos concretos y útiles” (Soto Hernández, 2016, p. 1168).
Más aún, los/as estudiantes de Administración, enfatizaron y reclamaron reiteradamente que, en el transcurso de
la carrera, percibieron poca relación entre lo enseñado y el desempeño profesional presente o futuro. Esta
desconexión entre la universidad y el mundo laboral generó que se pregunten constantemente “¿esto es para mí?”
(Grupo de estudiantes avanzados/as de la Licenciatura en Administración Pública, 07/07/21). Ellos/as mismos
consideraban que, para propiciar que el estudiantado encuentre sentido a la carrera, era importante que la
Universidad les muestre “qué cosas se puede hacer” con el título, que te digan “te podés desempeñar en esto, para
que no abandones” (Grupo de estudiantes avanzados/as de la Licenciatura en Administración Pública, 07/07/21).
Resulta interesante observar cómo, en los relatos estudiantiles de la Licenciatura en Administración Pública, se
entrelaza la motivación por iniciar y continuar una carrera universitaria con la dimensión de proyecto planteada
por Dubet (1994). Según este autor, el proyecto es “la representación subjetiva de la utilidad de los estudios, por
un actor capaz de definir los objetivos, de evaluar las estrategias y sus costos” (Dubet, 1994, p. 513). Uno de los
tipos de proyectos que están allí involucrados son el proyecto profesional, en el cual emerge como motor de los
estudios universitarios el horizonte laboral futuro.
Según Dubet (1994), la ausencia de proyecto genera falta de expectativas respecto a los estudios universitarios lo
cual puede favorecer la deserción (Dubet, 1994). Si el proyecto profesional futuro está muy rodeado de un manto
de incertidumbre, puede generarse horizonte de graduación poco claro para el estudiantado, volviendo la
experiencia universitaria objeto de ambivalencia: de amor y odio (Carli, 2006). En este sentido, un graduado/a se
preguntaba: “¿qué vas a hacer después que salís de acá?”, “¿y ahora?” (Grupo de estudiantes avanzados/as de la
Licenciatura en Relaciones Internacionales, 08/07/21).
Tal como desarrollan Colabella y Vargas (2015), la elección de las carreras y la decisión de seguir estudiando no es
lineal y unívoca, sino que la elección de la carrera y su posible abandono está en estrecha relación con otro aspecto
fundamental: la realización personal. A pesar de que en la carrera de Administración la elección de iniciar y
continuar los estudios pareció estar muy asociada a una lógica estratégica o la utilidad de la carrera para el trabajo,
no sería preciso plantear que ésta era en realidad su única significación. La motivación de los/as estudiantes fue
acompañada también por la expectativa de realización personal, “posible toda vez que eligieron algo que les gusta”
(Colabella y Vargas, 2015, p. 214). Según Soto Hernández (2016), la lógica estratégica y la vocación se entrelazan y
funcionan en conjunto permitiéndoles construir un proyecto profesional, tal como dice un/a estudiante avanzada:
“A mí me gusta y quería aprender y formarme para mi laburo” (Grupo de estudiantes avanzados/as de la