Exposición:
Colección MAC: 9 xilógrafos argentinos
Curadores:
MAC - Silvia Dolinko
MAC/ Parque Forestal
Santiago de Chile
Del el 15 de noviembre al 16 de diciembre de 2018
La xilografía exige, de sus cultores, un empecinamiento y una voluntad que la entronca directamente con la fe […]. La nuestra es la que justamente más necesita que un medio primitivo y puro se constituya en el reflejo de la violencia y la desesperación de la vida moderna […]. La xilografía tiene un gran destino y, si en alguna época y algunos países llegó a ser el Arte Nacional, pienso que puede llegar a ser los ojos y las manos por la cual se exprese nuestro tiempo.
Alfredo de Vincenzo, 1965
Entre el 15 de noviembre y el 16 de diciembre de 2018, los muros del Museo de Arte Contemporáneo (MAC) de la Universidad de Chile cargaron con la responsabilidad histórica de la vindicación. En la sede Parque Forestal del museo tuvo lugar la exposición Colección MAC: 9 xilógrafos argentinos que, como señaló el comunicado de prensa oficial, evidenció “un trabajo colaborativo entre la Unidad de Conservación y Documentación del MAC y la historiadora del arte argentina y co-curadora de la muestra, Silvia Dolinko, que logró identificar a los creadores de cada una de las piezas y al proyecto editorial que las publicó”. Y es que las 54 obras exhibidas figuraron por décadas como anónimas en los registros de la colección, reflejando lamentables descuidos enlas políticas de conservación con los que el museo universitario ha ejercido su labor a lo largo de los 72 años de existencia. Las piezas en cuestión corresponden a grabados en madera de los argentinos Américo Balán (1915-1986), Mele Bruniard (1930), Daniel Zelaya (1938), Luis Seoane (1910-1979), Carlos Norberto Filevich (1929-1963), Víctor Rebuffo (1903-1983), Laico Bou (1910-2002), César Miranda (1922-2014) y Juan Grela (1992); y la investigación llevada a cabo por Silvia Dolinko develó que las estampas originalmente “conformaron la carpeta 9 xilógrafos argentinos, emprendimiento editorial llevado adelante en 1965 por Emilio Ellena como acompañamiento a la II Bienal Americana de Grabado realizada ese año en el MAC”, tal como aclaraba uno de los textos a muro que contextualizaba la muestra. Además, las pesquisas realizadas tanto por Dolinko como por el equipo de investigadoras de la Unidad de Conservación y Documentación del museo, aclararon que por mucho tiempo la carpeta de xilografías permaneció bajo el nombre de su donador, el coleccionista argentino Ignacio Acquarone que realizó el traspaso en 1966. Esta errata en los registros de la institución habría sido uno de los detonantes para la ulterior pérdida de referencia autoral.
El acontecimiento museológico que representó Colección MAC: 9 xilógrafos argentinos durante los últimos meses del año recién pasado, orbita una constelación de casos que abren el debate respecto de las estrategias de registro, catalogación, documentación y conservación al interior de los recintos museales; problemas que las discusiones en torno a las políticas de archivo que se han suscitado últimamente a nivel local pretenden subsanar a mediano plazo (como por ejemplo el encuentro Mesa técnica sobre Informe nacional de archivos 2018, una iniciativa del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio). Sin embargo, también motiva una reflexión en torno a la historia del grabado latinoamericano, e incluso panamericano, y los diálogos entre las naciones que han tenido en las diversas manifestaciones artísticas su punto de anclaje. A mi parecer, la exposición curada por Silvia Dolinko permite poner la lupa en al menos tres temas que atraviesan la historia de las artes gráficas chilenas, a saber: la colección de grabados del MAC, el vínculo artístico trasnscordillerano, y, por supuesto, el desarrollo de la xilografía bajo el prisma del arte moderno. Intentaré sincronizar algunos datos de estos tópicos con tal de agudizar la mirada a lo que fue la exposición de xilógrafos argentinos.
El relato canónico del arte chileno ha mostrado cierta imprecisión e ingratitud para con uno de los pilares fundamentales en la enseñanza y divulgación del grabado local. Nos referimos al pintor y grabador Marco Bontá (1899-1974). Maestro a cargo del Taller de Artes Gráficas de la Escuela de Artes Aplicadas de la Universidad de Chile entre 1931 y 1961, director del Instituto de Extensión de Artes Plásticas de la misma casa de estudios (IEAP) entre 1945 y 1948, y nombrado primer director del MAC durante el período 1947-1961, la vida de Bontá estuvo inexorablemente ligada al grabado. A partir de la muestra inaugural del MAC, este artista dictó las bases para una nueva valoración de la disciplina al exhibir estampas dentro de sus muros, otorgándoles la categoría de piezas de arte contemporáneo. Desde ese momento en adelante, fueronnumerosas las exposiciones de obra gráfica que el museo organizó, principalmente de artistas extranjeros. Pero un aspecto tanto o más importante que lasexposiciones fue la iniciativa propia de Bontá de conformar la primera colección institucional de grabados de autores locales e internacionales, inicialmente compuesta por estampas creadas por sus discípulos de la Escuela de Artes Aplicadas yque vindicó laprácticaa la vez que fomentó la curiosidad de la opinión pública.
Al terminar el período de Bontá a la cabeza del MAC, la colección de grabado ascendía a más de 150 piezas. Probablemente durante la década de los sesenta del siglo pasado, esa cifra pudo perfectamente doblarse considerando que el museo albergó tres de las cuatro Bienales Americanas de Grabado. Con la clara intención de reunir en un único espacio el quehacer gráfico del continente y dar cuenta de su desarrollo técnico, el nuevo director, Nemesio Antúnez (1918-1993), inauguró la Primera Bienal en 1963. Esta iniciativa situó a las técnicas de reproducción artesanal en el epicentro del debate artístico hasta 1970, evento que contó con la invaluable colaboración del matemático, gestor cultural, editor y coleccionista de grabados rosarino, Emilio Ellena (1934-2011). En 1965 se realizó la segunda entrega del certamen, mismo año en que Ellena editó la carpeta 9 xilógrafos argentinos que nos convoca y que al año siguiente pasó a formar parte de la colección del museo. Estos sucesos no fueron los primeros en cuanto al diálogo artístico, fundado en las artes gráficas, entre Chile y Argentina. Entre 29 de noviembre al 10 dediciembre de 1949, como parte de las actividades en celebración del Centenario de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile, se llevó a cabo la Exposición de grabados de artistas argentinos. A base de la colección particular del grabador nacional don Carlos Hermosilla Álvarez, en la Sala de Exposiciones de la misma casa de estudios. En el catálogo de la exposición se puedeleer: “Como podrá apreciar el público visitante, se trata de un conjunto representativo ycompleto de la expresión gráfica argentina, rama plástica en la cual los artistas de laRepública hermana han llegado a un alto grado de desarrollo” (IEAP, 1949). En esa ocasión se mostró un conjunto equilibrado de distintos procedimientos para el grabado en metal, litografías y xilografías de autores como Adolfo Bellocq (1899-1972), Miguel Bordino (1893-1965), Juan Carlos Castagnino (1908-1972), Víctor Delhez (1902-1985), Armando Díaz Arduino (1913-1979), Alfredo Guido (1892-1967),Alberto Nicasio (1904-1980), José Pineda, Nello Raffo, Víctor Rebuffo (1903-1983), Sergio Sergi (1896-1973), Demetrio Urruchúa (1902-1978), entre otros.
Otra actividad que se puede mencionar respecto de este vínculo transcordillerano es la participación de un envío chileno en el Primer Certamen Latinoamericano de Xilografía, llevado a cabo en la Galería Plástica de Buenos Aires, en el año 1960. El certamen fue organizado por Óscar Pécora, artista, gestor cultural y coleccionista que realizó las diligencias con el Instituto de Extensión de Artes Plásticas para concretar la presencia de los grabadores chilenos. Las estampas de los compatriotas tuvieron una excelente acogida e incluso la pieza titulada Visión lunar del grabador porteño Sergio Rojas (1929-1994) recibió el Premio Guía de Turismo de la República Argentina y fue seleccionado para intervenir en la muestra final, mientras que al artista Edgardo Catalán (1937) le fue otorgado el Premio Instituto Argentino-Chileno de Cultura (Pécora, 1961). Sin embargo, la primera respuesta a la invitación de Pécora por parte del director del IEAP, el pintor Jorge Caballero Cristi (1902-1992), no fue muy esperanzadora: “la xilografía tiene poco desarrollo actualmente en Chile. Tenemos grabadores, y bastante buenos, pero casi todos trabajan en metal” (Caballero, 1960).
La misma Silvia Dolinko ofrece una plausible hipótesis para comprender este curioso episodio de omisión de los cultores nacionales del grabado en madera: la atención de los entendidos en la materia habría estado enfocada “en la escena santiaguina, centralizada por el Taller 99 de Nemesio Antúnez y su impronta hayteriana” (Dolinko 2008, p. 75). Y es que a diferencia del caso argentino donde la renovación del lenguaje gráfico provino de las exploraciones técnico-compositivas mediadas por la xilografía, en Chile en cambio se desarrolló a partir de las innovaciones estéticas instauradas por las litografías y sobre todo por los grabados en metal de los creadores formados en el Taller 99. Sin embargo, el caso de Sergio Rojas antes mencionado pareciera ser una excepción a la regla, puesto que las composiciones de sus estampas se proyectan en distintos planos dentro de la superficie bidimensional mediante la tensión de trazos verticales y horizontales, además de jugar con los pesos visuales de formas ovaladas proponiendo un equilibrio compositivo. En síntesis, xilografías abstractas producidas por un integrante del grupo Grabadores de Viña del Mar, discípulos de Carlos Hermosilla (1905-1991), depositarios de una poética figurativa popular-social y sin nexo con las renovaciones lingüísticas trabajadas en el taller de Nemesio Antúnez.
Dadas así las cosas, ¿a qué parámetros podemos aferrarnos para juzgar a un grabado como “moderno”? Veamos qué tiene para decirnos al respecto la misma Silvia Dolinko: “Relacionado con diversos proyectos de redefinición de políticas artístico-culturales e institucionales, el grabado obtuvo un nuevo estatuto a partir de una nueva legitimidad y autonomía, entendida esta última tanto desde su sentido modernista de una autorreferencialidad en las formas y recursos plásticos como también por su independencia respecto de la tradición del grabado de ilustración” (2012:15). Esa legitimidad y autonomía son los pilares fundamentales para la modernización de los cánones técnico formales del grabado; fenómeno que, atendiendo a las experiencias argentinas y chilenas, es indiferente a las predilecciones procedimentales a la hora de imprimir una edición de estampas. De lo que fuimos testigos en los dos últimos meses del año pasado en Santiago de Chile, fue precisamente del despliegue de esta poética modernista administrada por las huellas de vetas de madera entintadas.
Gracias a los actuales proyectos de estudio razonado de las piezas que conforman la Colección MAC, es que lograron abandonar el anonimato las laberínticas distribuciones urbanas y enigmáticos personajes de Balán; las y los protagonistasdel Álbum de Familia de Mele Bruniard, que dejan a la suerte de la gubia sus caricaturescas anatomías. No se quedan atrás las a veces sintéticas, a veces complejas representaciones humanas de Zelaya, que deambulan lúdicamente entre la figura y la forma. Se reencuentran con su creador las experimentaciones materiales de Seoane y de Filevich; y también los cuerpos trazados por Laico Bou, que se dejan perforar por artificiosos vanos, conscientes ellos de que negociarán eternamente su jerarquía con el aire que los circunda. Y así son re-conocidas las improntas de Rebuffo, de Miranda y Juan Grela, que no hacen otra cosa que volver realidad los deseos de su colega, Alfredo de Vincenzo: convertir a la xilografía una vez más en la expresión de su tiempo.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
- Baeza, Felipe (2017). Enseñanza, difusión y recepción del arte del grabado en Chile. De la Escuela de Artes Aplicadas al Taller 99. Tesis de Magíster en Artes, mención en Teoría e Historia del Arte. Santiago: Universidad de Chile, Facultad de Ar. Recuperado de:http://repositorio.uchile.cl/handle/2250/153132
- Caballero Cristi, Jorge (1960,Mayo,2). “Carta remitida a Óscar Pécora, director de Galería Plástica”. Santiago: IEAP. Subfondo Correspondencia, carpeta 1960.1. Fondo Archivo Institucional, Museo de Arte Contemporáneo (FAIMAC).
- Dolinko, Silvia (2012).Arte plural. El grabado entre la tradición y la experimentación, 1955-1973. Buenos Aires: Edhasa.
- Dolinko, Silvia (2008). “Arte argentino en los nuevos circuitos de los años sesenta”. En Sobre las Bienales Americanas de Grabado, Chile 1963-1970. Santiago: Centro Cultural de España.
- Emilio Ellena y Alberto Zamora (2008). “Sobre las Bienales Americanas de Grabado, Chile 1963-1970”. En Sobre las Bienales Americanas de Grabado, Chile 1963-1970. Santiago: Centro Cultural de España.
- Instituto de Extensión de Artes Plásticas de la Universidad de Chile (1949). Exposición de grabados de artistas argentinos. A base de la colección particular delgrabador nacional don Carlos Hermosilla Álvarez. Sala de exposiciones de la Universidadde Chile, 29 de noviembre – 10 de diciembre de 1949. Santiago: IEAP.
- Pécora, Óscar (1961,Enero,11). “Premio a dos artistas chilenos en el Primer Certamen Latinoamericano de Xilografía, Galería de arte ‘Plástica’”. Buenos Aires: Galería Plástica. Subfondo Correspondencia, carpeta 1961.1. Fondo Archivo Institucional, Museo de Arte Contemporáneo.
- Primer Certamen Latinoamericano de Xilografía, catálogo de exposición. Buenos Aires: Galería Plástica, 1960. Subfondo Impresos, Fondo Archivo Institucional, Museo de Arte Contemporáneo.
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