Silvio Lang: "Mi formación diversificada tiene que ver con la desobediencia, la fuga y la creación de territorios"
Resumen
La presentación de Silvio Lang será siempre una tarea inacabada. Antes que
considerarlo como un artista disciplinado y homogéneo, es preciso verlo como
un artista fronterizo, múltiple y en devenir. Partícipe y agitador de procesos
creativos que se trasladan por los bordes del teatro, la danza y la performance,
Silvio es un ser mutante del movimiento, un inconformista que en sus
desplazamientos estalla como una molotov y llena con esquirlas puntos
distantes de contagio, pequeñas erupciones que proliferan como pestes, sus
huellas son pústulas iridiscentes que generan amores y odios.
En un principio, el interés de esta conversación tuvo que ver con la indagación
sobre la transmisión de una poética. En Argentina, existen varios “maestros”
que construyeron “escuelas de actuación”, pero probablemente ninguno puso
en el centro de esa búsqueda el cuerpo y la sexualidad del modo que
caracteriza las producciones de Lang. Aunque hace un tiempo que está en un
proceso de transferencia, para Silvio no es posible pensar una sistematización,
hasta podría decirse que esa idea está en contra de sus axiomas creativos que
se vuelcan a una creencia en lo comunitario antes que en el individuo como
“genio creativo”. Lejos de agotarse en esa pregunta, la entrevista da cuenta de
la trayectoria y de las diversas ideas sobre el arte y la política de un creador
que, aunque resulta central para la escena porteña, siempre está lateral y al
margen de lo establecido.
Fotografía de Cristian Bonaudi
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