Resumen
Este artículo rastrea la figura del “operador cultural”, generalmente asociada con el mundo del arte contemporáneo, planteando en qué punto desde fines del siglo XIX existieron personajes que ocuparon estos roles múltiples dentro del escenario artístico local. Se centra en el caso de Miguel Cané, quién actuó como sostenedor de artistas, consumidor de arte, crítico e intermediario de coleccionistas, y observa cuáles fueron sus estrategias y elecciones estéticas, así como la función que adjudicó a los miembros de su clase en la institucionalización de las artes en la Argentina.