Resumen
En octubre de 1961, la artista rumano-argentina Cecilia Marcovich (1894-1976) abrió al público las puertas de su casa. El propósito era mostrar la obra realizada a lo largo de treinta años. Dibujos, óleos, pasteles, monocopias y esculturas fueron montados en distintas habitaciones hasta ocupar la mayor parte del edificio. El hilo conductor estuvo dado por las temáticas de cada período. A partir de ese momento, la vivienda de la artista, sobre la calle Guardia Vieja al 4100, quedaba transformada en una casa-museo. La propuesta significó un punto de llegada, la última y extensa etapa de una trayectoria que atravesó al menos cuatro momentos altamente significativos. El primero involucra la historia migrante de Marcovich; el siguiente reenvía al período de formación en París; el tercero es el tiempo de dedicación exclusiva en la enseñanza del arte, con la fundación de una escuela-taller como hito clave; y, por último, la decisión de transformar la casa en un espacio de exhibición permanente. Cada paso implicó desplazamientos radicales en más de un sentido, disrupciones en cuanto a las expectativas sociales ligadas al género, como así también respecto de circuitos e instituciones artísticas. Este trabajo propone situar la casa-museo Marcovich como parte de un mismo proyecto destinado a construir un espacio de acción personal, artístico y social cuyo impacto principal se produjo por fuera de los canales oficiales y especialmente en el marco de la enseñanza.