Sentido de presencia: Sylvia Molloy y las marcas de las cosas en común

Resumen

“Decir quién ha marcado mi escritura es decir quién soy cuando escribo. Y aun cuando no escribo: quienes me han marcado tiñen mi visión del mundo, me ayudan a recortar la realidad de que soy parte.” La cita -homenaje a Alejandra Pizarnik- pertenece al artículo “Sentido de ausencias”. En él, Molloy se refiere a su “archivo vital”, noción que tomo prestada para este otro homenaje, el de Sylvia (Molloy, "Sentido de ausencias").

Mi texto-homenaje, entonces, se propone como un rescate de nuestro archivo vital y como una devolución. Bajo la forma de fragmentos de un discurso amoroso, se compone, en parte, por recuerdos de lo tanto que tenemos en común (dedicatoria a mi ejemplar de Vivir entre lenguas), y en parte, por el reconocimiento, el respaldo (la sigo citando), de su impronta en mis textos, en mi forma de leer, de escribir y de enseñar. Entonces, un rescate afectivo con momentos de reflexión, que tienen que ver con estas formas de leer, de escribir y de enseñar, y momentos de (e)vocación en los que encuentro a Sylvia como crítica, como maestra, como escritora. El reconocimiento evoca, vuelvo a citar, las marcas de su letra en mi letra, de sus inscripciones en los márgenes, sus sugerencias de lectura, sus correcciones a mis textos. Sus palabras-clave que en inglés o en español signan, ya para siempre, un modo de leer particular, una mirada que busca los desvíos y las grietas, esos intersticios que producen sentido. Esa colección de reliquias compuesta de palabras e imágenes, de paseos por las calles de Buenos Aires, de Nueva York y sobre todo por las páginas compartidas, integra un lugar entrañable en nuestro archivo vital. Propongo este texto-homenaje como una devolución, un agradecimiento, y como una página nueva que, como acto de presencia, abra el espacio para un nuevo encuentro, uno en el que podamos decir las cosas que quedan por decir.