En la actualidad los datos conforman un activo valioso para las empresas y para los entes gubernamentales. Esto se deben a que en gran volumen y con un correcto procesamiento y análisis, pueden dar respuesta a interrogantes que antes requerían mucho tiempo e inversión. ¿De dónde obtenemos estos datos? La tarjeta SUBE, los gps de nuestros teléfonos celulares, los sensores remotos lanzados al espacio, las cámaras de seguridad, transacciones de tarjeta de crédito, twits que publicamos. Todo conforma eso que llamamos “dato”, como unidad mínima que posteriormente puede ser analizada.
En un contexto de crisis climática impulsada por el calentamiento global, la inteligencia artificial puede jugar un rol importante procesando los grandes volúmenes de datos generados día a día por los ciudadanos e industrias y que permita dar una respuesta temprana a problemáticas inminentes. La apertura de datos abiertos como las imágenes satelitales de misiones Landsat y Sentinel han abierto la posibilidad a científicos de todo el mundo en el análisis de cambio de cobertura de suelos, monitoreo de cuerpos de agua, prevención de incendios, generación de políticas basadas en evidencia mediante la observación y procesamiento de estas imágenes. Pero no solo las imágenes han aportado información valiosa en este contexto ya que la cooperación de entidades privada-públicas puede favorecer la investigación mediante la donación de datos que no se tienen acceso de forma pública por ej: datos de llamadas telefónicas o movimientos del GPS.
El Big Data no solo permite encontrar la causa de los eventos, sino que el gran volumen del cual es característico permite encontrar correlaciones entre sucesos exponiendo patrones de comportamiento ocultos que nos permiten poder predecir cuándo habrá mayor probabilidad de que ocurra nuevamente algo, como por ejemplo en sistemas de alerta temprana para prevención de incendios y nos permite plantearnos preguntas sobre diversas relaciones por ejemplo: ¿Cuál es la correlación entre desmonte, modificación de cuerpos de agua y proliferación de vectores de enfermedades? Además la utilización de sensores en forma masiva, como los medidores inteligentes en las redes eléctricas o de agua abrirán un abanico de interrogantes y respuestas en torno al consumo de energía y la posibilidad de mejorarlo.
Para poder lograr esto en nuestro país es necesaria una infraestructura adecuada que esté contenida en un marco regulatorio que encuentre el equilibro entre la protección de datos personales y la posibilidad de hacer investigación con grandes fuentes de datos. Actualmente existen algunas entidades que ponen a disposición los datos, pero ¿Son adecuados para utilización de herramientas de inteligencia artificial?, ¿Pueden responder a interrogantes sobre problemáticas ambientales?, ¿Son consistentes en el tiempo y permiten poder correlacionarse entre sí? Son algunas de las preguntas que giran en torno al tema elegido para realizar este trabajo.