Resumen
El distanciamiento social como medida para evitar el contagio de COVID-19 provocó el desajuste rítmico de la vida cotidiana y su abrupta reconfiguración en una "nueva normalidad", construida desde el encierro. El confinamiento ha causado estragos en diversos ámbitos de la vida humanamente construida. Las sensibilidades colectivas, es decir, los modos comunes de sentir y de usar los sentidos, también fueron trastocadas por esta realidad: el contacto sin tacto, la mirada con filtros, la reducción de la capacidad olfativa –por efecto de las mascarillas y porque la anosmia es uno de los síntomas de la enfermedad–, así como la transformación del entorno sonoro y las maneras de escuchar. Sobre este último aspecto trata el presente artículo.