La curaduría, un campo de prueba
En las sucesivas presentaciones de esta revista, fuimos ensayando distintas delimitaciones de esta área en construcción que es la de los estudios curatoriales. La definimos como un campo en tensión entre disciplinas diversas, como un rico espacio de investigación planteando como inescindible la práctica curatorial de la de investigación, por eso también señalamos la curaduría como un laboratorio de ideas. Situados ya entonces en este espacio complejo, elegimos para esta revista un formato dinámico que, si bien reconoce secciones, no necesariamente las ha de presentar en todos sus números, así como también consideramos que es un aporte la posibilidad de dedicar cada número, a partir de su dossier, a un tema central. La propuesta implica compartir la responsabilidad de la curaduría de un tramo de esta publicación con un especialista diferente en cada número (quien, a su vez, invita a otros especialistas a sumar sus perspectivas), así como poner en agenda temas de debate e indagación.
Se transitó ya por varios núcleos temáticos: las formas en que la curaduría atraviesa problemas ligados a la formación de colecciones analizando, además, distintos perfiles del coleccionismo; las maneras diversas en que, desde la perspectiva de distintos curadores-investigadores, se abordan cuestiones ligadas a la memoria y los derechos humanos; las bienales en cuanto eventos periódicos internacionales que, a partir del arte contemporáneo, promueven presentaciones y representaciones de distinto carácter. Asimismo, en busca de miradas más lejanas a la especialidad que contribuyeran a iluminar nuestra labor, invitamos a Miguel Dalmaroni –investigador especialista en literatura– a desplegar, junto con varios colegas, algunas de las intersecciones entre literatura y artes visuales. Un número especial fue el dedicado íntegramente a pensar con imágenes, en el que se integraron los trabajos de Georges Didi-Huberman, Aurora Fernández Polanco y otros investigadores con los que llevamos adelante el Seminario Internacional de Curaduría bajo el mismo lema.
En este número decidimos dedicar el dossier a un tema que ronda las indagaciones de artistas y curadores no solo incorporando problemas de relato curatorial o de políticas de las imágenes, sino también introduciendo aspectos relativos a la historia de la tecnología y sus modos de imprimirse en la historia de la producción de las imágenes y los sonidos a la vez que en sus condiciones de exhibición y de recepción.
La presentación del dossier a cargo de Jorge Zuzulich plantea justamente este abordaje histórico al situar las maneras en que desde el siglo XIX, con la invención de la fotografía y su entrada en la disputa por la representación, al instalar un método por el cual la imagen no depende directamente de la mano de quien la produce, avanza luego con los distintos giros producidos por nuevos medios como la televisión, el video y otros que contribuyeron al desarrollo de lo que a grandes rasgos llamamos artes electrónicas.
En interesante destacar aquí las dimensiones trabajadas por los autores. La política está presente de manera expresa en dos de los trabajos incluidos en este número, el de Jazmín Adler y el de Boris López Hermida, en tanto las relaciones entre lo físico y lo virtual se presentan en el texto de Alejandro Schianchi, y el problema de los sonidos, la música y las nuevas tecnologías es abordado por Bernardo Piñero y Raúl Minsburg. Entre todos contribuyen desde estas páginas a instalar nuevas perspectivas para los estudios curatoriales. Porque consideramos la curaduría como un espacio de ensayo, como un campo de prueba es, a partir de este nuevo número, que buscamos seguir identificando cuestiones y abrir con ellas otras líneas de investigación que colaboren en la ampliación del área de los estudios curatoriales.
Noviembre de 2017