Abstract
Este es el primer número monográfico de la revista Estudios Curatoriales dedicado a un artista. Elegimos que fuera Raquel Forner. ¿Las razones? Varias, pero entre todas ellas la más sorprendente es la escasa bibliografía que existe sobre su obra.
Sin embargo, a la razón “académica”, con todo lo que implica, se suma otra de un carácter más personal y me disculpo por escribir aquí desde mi propia historia ya que lo hago solo en carácter de homenaje a una mujer lúcida, potente y sensible como ha sido Forner.
Hace ya muchos años, tuve el privilegio de conocerla en el Museo Nacional de Bellas Artes. La enorme sala de la primera planta estaba habitada por la fuerza de sus obras reunidas en una extensa retrospectiva. Ella estaba allí, día tras día, cuidándolas en silencio. Fui una vez a la muestra. Volví luego varias veces. Siempre la observé hasta que en un momento tomé impulso y me acerqué a hablarle. Absolutamente accesible, me impactó en la claridad de su postura, la dinámica de sus ideas y la generosidad de sus consejos en esa charla casi íntima compartida en uno de los asientos de la sala. Esto, sumado a la imagen de quien con serena fortaleza estuvo allí, con la obra, en un gesto entre amoroso y servicial que refrendaron sus palabras: “Estoy aquí cuidando mi obra, acompañándola, por si alguien quiere que le explique algo”, expresaba una toma de posición que con el tiempo pude desentrañar. Años más tarde, cuando encaminé mi carrera hacia la investigación, esa experiencia con Forner se hizo presente y orientó en muchos sentidos mis búsquedas.
En aquellos comienzos de los años ochenta, Forner había tenido la visionaria idea de establecer y poner en marcha un espacio permanente para la obra de su marido, el escultor Alfredo Bigatti, y la suya: la Fundación Forner-Bigatti que, con la cuidada atención de Sergio Domínguez Neira y de Lika, me permitieron (como a otros investigadores) acercarme al mundo de Raquel: sus lecturas, libros, revistas, con los que intuir su museo imaginario, sus partituras, sus dibujos, las pinturas, la colección de piezas artesanales de pueblos originarios reunidas junto a las piedras encontradas a la orilla del mar en las que dibujaba poniendo de relieve los ritmos visuales que ella descubría en cada una.
Distintos proyectos de investigación me llevaron a realizar muestras en la Argentina y en el exterior que incluyeron obras de Forner. Además, en 2003 presenté en el Centro Cultural de España en Buenos Aires la muestra Mujeres del mundo, centrada en aquella obra y en la serie España. Un proyecto que lamentablemente no tuvo una publicación que pudiera darle continuidad en el tiempo.
A partir de esas experiencias previas y del interés en el estudio del trabajo de Forner y en sus diferentes modos de intervención en el siglo que transitó, desarrollé el proyecto de exposición que, centrado en su trayectoria artística e intelectual, se presentó en 2013 en el MUNTREF bajo el título Raquel Forner: presagios e invenciones con el propósito de dar visibilidad a su imagen y a la dimensión humana que ella supo construir en cada una de las etapas de su trabajo. Para llevar adelante este proyecto, pusimos en marcha una dinámica propia de la articulación que buscamos generar en la UNTREF entre los espacios de formación de grado y posgrado, los de investigación y los de exhibición y se constituyó un equipo coordinado por Talía Bermejo y Natalia Silberleib integrado por estudiantes de la Maestría en Curaduría en Artes Visuales de la UNTREF para avanzar sobre el proyecto expositivo, al que se sumó Cecilia Belej para indagar sobre la actividad muralista de la artista.
La exposición presentó un conjunto importante de obras de la artista procedente de la Fundación Forner-Bigatti, del Museo de Bellas Artes de La Plata y de algunas colecciones privadas. También presentamos una selección de su biblioteca y su colección de objetos como indicios de su mundo de lecturas, intereses y derivas intelectuales y creativas. El concepto curatorial y su despliegue en sala forman parte de una de las secciones de este dossier. Trabajamos desde la perspectiva de una curaduría de investigación que permitió –entre el archivo, las obras, los testimonios y otros materiales– ajustar la cronología de su trayectoria y llevó a organizar un anexo rico en documentación producido por el equipo de estudiantes, que también integramos aquí.
A partir de esta investigación, el perfil de Forner muralista y diseñadora pudo ser identificado. Esos recorridos están también reflejados en este dossier en los trabajos de Cecilia Belej y Talía Bermejo. Asimismo, reunimos aquí dos textos que fueron escritos con anterioridad, pero que no habían sido publicados por lo que creemos que su inclusión contribuirá a dar una perspectiva más vasta de esta artista: uno de ellos es el de Marcelo Pacheco que revisa la joven Forner y el otro es el mío, centrado en la obra de los años treinta y cuarenta. Un apartado de selección bibliográfica contribuye a poner a la vista textos publicados en espacios académicos, en unos casos, o que formaron parte de publicaciones que acompañaron muestras, en otros, de modo de aportar en la construcción de una trama de lecturas posibles que orientarán seguramente futuras investigaciones.
Finalmente, el texto de María Laura Rosa aporta a esta publicación una perspectiva necesaria: la de género; en tanto el diálogo entre Francisco Lemus y Magdalena Jitrik activa, desde la mirada de una artista contemporánea, la militancia encintada en el trabajo de Forner.
Junio de 2020