Abstract
Este artículo pretende identificar y cuantificar la situación de bienestar (malestar) de niñas y
niños hacia fines del año 2020, según los niveles de vulnerabilidad detectados antes del
comienzo de la pandemia. Se pudo ver que las vulnerabilidades que provienen de la inserción
precaria de padres y madres en el mercado laboral, de la residencia con personas con alto
riesgo de muerte y la dependencia de la ayuda y la caridad, actuaron aumentando la entrada a
la pobreza y obstruyendo la salida de niñas y niños. La vulnerabilidad proveniente del tipo de
hogar no fue un factor de peso de las pérdidas de bienestar económico de niñas y niños. Estos
resultados advierten acerca de la importancia de los determinantes estructurales de la pobreza,
que siguen actuando pese al esfuerzo fiscal realizado por el gobierno para contener los efectos
negativos de la recesión económica debida al confinamiento.