Resumen
No hay dudas de que la debilidad de la democracia en Latinoamérica, y en Argentina en particular, es uno de los factores principales de la incapacidad de superar la ya muy larga crisis que atravesamos. Esta debilidad democrática que conlleva una insatisfacción popular y crisis de representación, es también campo orégano para un discurso que se encuentra muy lejos de ser transformador: el reclamo mediático y supuestamente popular de que la oferta política sea disruptiva, de cambio. Lo que se observa cada vez más nítidamente es que lo que se vende como novedoso, incluso haciendo hincapié en las debilidades estatales o sistémicas lo que se esconde detrás, es la destrucción de acuerdos básicos, de instituciones y políticas que sostienen elementos de bienestar popular.
